La PRESURA era el nombre que recibía una modalidad de repoblación en las primeras épocas de la “Reconquista”. El rey concedía alodios (tierras en propiedad -con o sin documento escrito-) al primero que las roturase, es decir, a campesinos que de esta manera mantenían su condición jurídica de libres, con la condición de que las cultivasen y se mantuviesen bajo su mandato; cosa no fácil dado que tal concesión se hacía en unos momentos y lugares en que la situación militar era precaria, en el territorio fronterizo recién conquistado a los musulmanes.
Foto: Juan R. Moya
A partir del año 850 el sistema se organizó de forma oficial. Los reyes consideraron que la propiedad de la tierra era un aliciente suficiente para que campesinos, nobles y monjes aceptasen permanecer en tierras fronterizas y trabajarlas bajo la amenaza de continuas incursiones guerreras. El hecho de que la economía estuviese basada casi en su totalidad en la agricultura hacía más apetecible la propiedad de las tierras para los colonos. El sistema fue lo más parecido que existió en Europa a lo que se vivió, siglos después, en algunos estados de Norteamérica.
En el mapa se observan varios datos de interés. 1. Las presuras estuvieron concentradas en las áreas de nuestra comarca antaño más romanizadas y evolucionadas: LOSA y VALDEGOVÍA (presuras vinculadas a la nueva sede episcopal de Valpuesta), lo que hace sospechar que más que una “repoblación” lo que se produjo fue una reorganización del espacio y redistribución de las tierras entre la población local. 2. Se observan otros tres centros de reorganización del espacio, todos ellos de menor entidad que el que acabamos de comentar: el famoso de Taranco de MENA, de carácter local, y los prácticamente desconocidos por todos nosotros de San Andrés de Aja, en SOBA, con influencia sobre el territorio de Montija y el de San Vicente de Fístoles, en CAYÓN, que organizó y concedió tierras en la zona de Valdeporres y Sotoscueva.
Fuente del mapa: Peña, E. (1991). Las presuras y la repoblación del valle del Duero. Algunas cuestiones en torno a la atribución y organización social del espacio castellano en el siglo IX.
A partir del año 850 el sistema se organizó de forma oficial. Los reyes consideraron que la propiedad de la tierra era un aliciente suficiente para que campesinos, nobles y monjes aceptasen permanecer en tierras fronterizas y trabajarlas bajo la amenaza de continuas incursiones guerreras. El hecho de que la economía estuviese basada casi en su totalidad en la agricultura hacía más apetecible la propiedad de las tierras para los colonos. El sistema fue lo más parecido que existió en Europa a lo que se vivió, siglos después, en algunos estados de Norteamérica.
En el mapa se observan varios datos de interés. 1. Las presuras estuvieron concentradas en las áreas de nuestra comarca antaño más romanizadas y evolucionadas: LOSA y VALDEGOVÍA (presuras vinculadas a la nueva sede episcopal de Valpuesta), lo que hace sospechar que más que una “repoblación” lo que se produjo fue una reorganización del espacio y redistribución de las tierras entre la población local. 2. Se observan otros tres centros de reorganización del espacio, todos ellos de menor entidad que el que acabamos de comentar: el famoso de Taranco de MENA, de carácter local, y los prácticamente desconocidos por todos nosotros de San Andrés de Aja, en SOBA, con influencia sobre el territorio de Montija y el de San Vicente de Fístoles, en CAYÓN, que organizó y concedió tierras en la zona de Valdeporres y Sotoscueva.
Fuente del mapa: Peña, E. (1991). Las presuras y la repoblación del valle del Duero. Algunas cuestiones en torno a la atribución y organización social del espacio castellano en el siglo IX.