En
el año 791 Hisham, emir de al-Andalus, inicia una prolongada serie
de expediciones militares hacia el Norte con el propósito de
contener la preocupante expansión del pequeño e insumiso reino
astur, que extiende su dominio desde la Gallecia hasta las gargantas
de los montes Aubarenes horadadas por el gran río Ibero.
A
través de la experiencia vital de Martín, hijo de Elvio, el maestro
arquero de Ebeia, el autor nos mete en la máquina del tiempo para
vivir aquellos acontecimientos. Un viaje que arranca en los montes de
Atapuerca y transita por viejos caminos romanos, rescatando del
olvido urbes como Auca, monasterios como San Felices de Oca y San
Miguel de Pedroso, perdidos en la bruma del tiempo.
Cumpliendo
la promesa hecha a su padre de custodiar un misterioso brazalete de
oro, Martín vive una historia de superación y supervivencia,
madurando ante la adversidad en una lucha por conservar la libertad y
la vida. Nos conduce por un tiempo de incertidumbre para conocer cómo
pensaban aquellos campesinos, guerreros y monjes; personajes como el
abad Juan, maestro
y consejero de Alfonso II, llamado a defender la persistencia del
reino cristiano. Para conocer una tierra
de frontera, un crisol de distintos pueblos, ritos y costumbres, de
hombres y mujeres que comparten un mismo espíritu de libertad y
dispuestos a empuñar sus armas para luchar por su existencia. Una
región conformada por un infranqueable
laberinto de barrancos y hoces, recónditos valles y caminos
intrincados que
pronto tomaría el nombre de Castilla, pero que en ese tiempo aún
era conocida como Bardulia.
Cada
época tiene sus propios héroes, sus propias batallas… sus propias
historias. Esta puede ser una de ellas.
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